CONFLICTO RELIGIOSO (LNDLR)

El conflicto entre el Estado mexicano y la jerarquía católica, a propósito de los artículos de la Constitución de 1917 que se consideraban lesivos para la institución religiosa, daría paso a un fuerte movimiento de oposición y luego a un periodo de rebelión popular y guerra civil que se conoce como Guerra Cristera o Cristiada.
La tensión se agudizó durante la presidencia de Plutarco Elías Calles, y la organización urbana que hizo frente a las medidas del gobierno, e incluso trató de conducir la rebelión armada, fue la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa (LNDLR), en la que confluyeron representantes de diversas formaciones practicantes de la “acción cívica y social” del catolicismo.
A lo largo de tres años el conflicto se intensificó, sobre todo en el centro y occidente del país, con un fuerte componente rural. En 1928, el plan político del Ejército Nacional Libertador (más tarde Guardia Nacional Cristera), bajo el lema “Dios, patria y libertad”, se proponía desconocer poderes federales y locales, restablecer la constitución de 1857 anterior a las Leyes de Reforma, proteger la propiedad rural y, de ser necesario, repartir tierras.
Con la mediación de la diplomacia estadounidense, en junio de 1929 se firmaron acuerdos entre el Episcopado y el gobierno, a cargo provisionalmente de Emilio Portes Gil; sin embargo, al no reconocer logros palpables, de no ser la reanudación del culto y la amnistía general, no siempre respetada, quedaron grupos de cristeros en resistencia y la lucha retomaría fuerza ante el proyecto gubernamental de implantar la educación “socialista” (hay quien se refiere al periodo como una segunda Cristiada), para comenzar a declinar hacia 1938, si bien la pacificación, y un modus vivendi entre Iglesia y Estado, se conseguiría hasta la década de 1940.
Para fines de esa década hay evidencia de que la UNAM resguardaba documentación asociada con la LNDLR, aunque se desconocen las circunstancias de su adquisición, fuera de un supuesto traslado de la Biblioteca Nacional al Instituto de Investigaciones Sociales, donde en1955 el profesor Hernán Estrella González terminaba de catalogar las 2700 piezas alojadas en 282 expedientes. En 1965 pasaron al departamento de la Biblioteca Central que sería el antecedente del actual Archivo Histórico.
El conjunto incluye manuscritos, mecanuscritos, impresos, recortes hemerográficos y fotografías de contenido heterogéneo; la correspondencia es abundante y pone de relieve el intercambio con subcomités y milicias en las regiones en armas, incluyendo a jefes militares representativos como Enrique Gorostieta, Jesús Degollado y Aristeo Pedroza.
[Los otros cuatro fondos “cristeros” complementan la información de este, en especial el denominado Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa y los de Manuel Palomar y Vizcarra y Aurelio R. Acevedo, con sendos subconjuntos relativos a la misma organización.]